La termografía captura y mide la temperatura (Radaelli V. et al., 2014); la simetría de los patrones térmicos en diferentes estructuras anatómicas, principalmente tejidos blandos y musculoesqueléticos.
La forma en que la termografía puede capturar y medir la temperatura es porque las cámaras infrarrojas (IR) tienen un dispositivo sensor electrónico capaz de capturar el calor, emitido como energía infrarroja e invisible para el ojo humano, en una pantalla de luz visible.
La inflamación es una parte importante del sistema de defensa y es esencial para la supervivencia.
La inflamación ocurre naturalmente cuando el cuerpo reacciona defendiéndose a cualquier estímulo dañino.
Cuando ocurre la inflamación, hay una serie de reacciones químicas complejas.
De acuerdo con la duración y el mecanismo fisiológico de respuesta, la inflamación puede dividirse en dos tipos: aguda y crónica. Para los efectos de mi trabajo, me enfocaré en la condición crónica porque la aguda normalmente se resuelve en las horas siguientes a la lesión y no es de mi competencia profesional.
Con manos expertas podemos visualizar y palpar los signos del proceso de inflamación -vasodilatación, aumento del flujo sanguíneo, músculo liso y relajación de arteriolas, entre otros-, pero con la cámara IR podemos captar el rango de aumento de temperatura posterior a una lesión debido al proceso inflamatorio crónico.
Por lo tanto, es importante comprender la fisiología del proceso de inflamación porque cuando pasa de agudo a crónico -cuando la respuesta aguda no es capaz de eliminar el factor causal/estímulo dañino- podemos realizarlo a través de imágenes y establecer diferentes protocolos de tratamiento para el mejoramiento del caballo.
La termografía funciona capturando la energía infrarroja que emana del caballo debido a su temperatura corporal (Soroko M. et al., 2018).
Esta forma de energía infrarroja no es visible para el ojo humano (Radaelli V. et al., 2014), por lo que se necesita una cámara con sensores electrónicos capaces de capturar esta forma de energía.
Con el software de la cámara IR se procesan las imágenes y se reflejan en una imagen visual, capaz de ser vista e interpretada por el ojo humano.
Los sensores convierten las emisiones infrarrojas en una representación gráfica visual que muestra diferentes colores -que representarán diferentes rangos de temperatura-, que un técnico especializado en termografía es capaz de analizar.
A cada rango de temperatura se le asigna un color. Generalmente, los puntos "calientes" se caracterizan comúnmente como colores rojo o blanco, mientras que los puntos "fríos" son negros o azules, aunque la paleta de colores puede ser alterada por el operador.
Antes de que un área anatómica pueda considerarse anormal, se deben tomar múltiples imágenes termográficas del área de interés y al menos desde dos vistas separadas 90° grados.
Personalmente y en relación con mi profesión -osteópata- y los caballos con los que trabajo -ponis de polo-, considero que existen tres beneficios principales en el uso de la termografía:
La siguiente lista no es exhaustiva y no debemos olvidar que en muchas ocasiones lo que detecta la cámara IR son signos de inflamación previos a la patología. Una diferencia de temperatura de más de 1° entre regiones simétricas se considera suficientemente significativa para una investigación más profunda. Patologías y lesiones que podemos detectar con la termografía:
Ninguna, ya que es un método de imagen no invasivo que se realiza sin contacto, sin radiación penetrante, ni emisión de ondas ultrasónicas, ni es necesario colocar al animal en un campo electromagnético, a diferencia de otros métodos de investigación y diagnóstico (Radaelli V. et al., 2014).
Es fácil cometer errores en la interpretación de las imágenes térmicas debido a la influencia de factores externos, por lo que es imperativo trabajar con un protocolo establecido y un entorno controlado para promover la veracidad en la interpretación de las imágenes (Soroko M. et al., 2018).
Con el siguiente protocolo podemos crear imágenes termográficas válidas:
El polo es un deporte de alta velocidad, de impacto, con movimientos macro y micro repetitivos que exigen la integridad y estabilidad de las articulaciones, y también se sabe que todos los propietarios de caballos de polo tienen miedo de las lesiones en los tendones. Se ha informado que la termografía es lo suficientemente sensible como para detectar lesiones de tejidos blandos en el tendón flexor o el ligamento suspensorio dos semanas antes de que el caballo cojee, daño muscular y el dolor de espalda del caballo “olvidado” (Von Schweinitz, 1999), que creo que son razones clínicas suficientes, debido a la exigencia del juego, para tener acceso a una herramienta como esta no invasiva, capaz de dar una indicación instantánea de estas condiciones.
La detección temprana de lesiones (Soroko M., et al., 2018) en caballos de polo puede marcar la diferencia de la temporada.
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